¡Las tendencias de belleza más peligrosas de la historia!
Hay personas que están dispuestas a todo por lucer siempre bellas y jóvenes, pero lo cierto es que con estas modas más de uno perdería las ganas de estar presentable.
Blanca como porcelana… En 1533 se puso de moda lucir durante todo el día una tez impecable y blanca como la porcelana. Aunque parezca una locura, las mujeres buscaban estar enfermas para estar pálidas y si no lo lograban, habían productos a base de vinagre, azufre, trementina, mercurio y plomo blanco.
Cintura de avispa… ¿Qué mujer no sueña con lucir una minicintura? Pero hay quienes se fueron a los extremos. Los corsés deformaron durante años el cuerpo femenino en el siglo XVI y, pese a que producía indigestión, hemorragias internas, problemas respiratorios y posibles neumonías, las chicas no salían de casa sin uno puesto y bien ajustado.
Vestidos de arsénico… En el siglo XIX los vestidos y accesorios con el hermoso color produce esta sustancia causaron furor. El maravilloso verde esmeralda era resultado de la mezcla entre el cobre y el arsénico y, curiosamente, todos conocían sus efectos pero a las chicas no parecía importarles. En 1860, varias fallecieron y otras vomitaron verde o presentaron convulsiones, así que digamos que la tendencia pasó de moda por motivos de vida o muerte, literal.
Bella sin vello… El vello es un tema complicado para el concepto de belleza desde hace años. En los 50 la sociedad decidió que mientras menos velluda una chica, más linda, y todas siguieron la corriente. En ese tiempo, se puso de moda eliminarlos con rayos X y, obviamente, la exposición a la radiación provocó el aumento de cáncer y dermatitis severa.
Pupilas inocentes… En el siglo XIX era popular usar gotas para dilatar las pupilas, y así dar la apariencia de inocencia y pureza. Los efectos de su uso: palpitaciones cardiacas y ceguera.