Mauricio Ochmann revela lo difícil que fue haber sido adoptado
El actor mexicano de origen estadounidense, Mauricio Ochmann, reveló que durante su infancia sufrió momentos muy difíciles, desde el abandono por parte de su madre biológica, los diferentes procesos de adopción que vivió y su ingreso a una clínica de rehabilitación a causas del alcohol.
Fue durante una entrevista con Mara Patricia Castañeda cuando el actor contó diferentes detalles de cuando era niño, pues aseguró que incluso hay confusión sobre su fecha y lugar de nacimiento, pues su mamá biológica lo dio en adopción cuando era un bebé, en Washington D.C., en ese momento fue adoptado por una familia mexicana que vivía en esa ciudad.
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“Me da en adopción mi madre biológica y una pareja de mexicanos, que estaban viviendo allá, pues me adoptaron allá. Ellos se divorcian cuando yo tenía como año y medio y mi mamá me trae a México. Crezco entre Querétaro y Celaya”.
Después de esta etapa cuando el actor tenía entre cuatro y cinco años sufrió otro proceso de adopción luego de que su mamá adoptiva contrajera matrimonio.
“Ahí fue otro proceso de adopción y entonces el Ochmann (apellido) es de mi segundo papá adoptivo que ya a los 11 años se legalizó. Entonces el primer padre que yo lo dejé de ver cuando era chiquito, finalmente se dio el apellido, porque primero yo era Sánchez y ya después era Ochmann”.
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También el actor confesó que sufrió bullying en la escuela, pues había una confusión por los apellidos y esto genero diferentes episodios de burlas entre compañeros e incluso con maestros.
“Los maestros se burlaban de mí y los compañeros. Sí, sufrimos bullying, pero para mi fortuna la directora de la escuela acababa de adoptar, entonces se enteró del relajo y dijo: ‘Déjenlo que se ponga como quiera, que se llame como se quiera llamar’, entonces ahí como que paró”.
Debido a lo vivido en su infancia y adolescencia comentó que lidió con varios excesos entre ellos con el alcohol.
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“La infancia y la adolescencia estuvo difícil, había muchos esqueletos y fantasmas adentro. La verdad es que ahí como a los 8 años se me cruzó una cerveza enfrente y para todo este mundo interior que estaba viviendo fue como de perlas porque como que amortiguaba el dolor interior”.
